A la luz de la reciente histeria en torno a ChatGPT, bien podría ser que las organizaciones afiliadas a la Internacional de la Educación se quejaran de tener que leer otro artículo sobre la educación y la Inteligencia Artificial. Sin embargo, por desgracia, la IA no es un tema del que el personal que trabaja en educación pueda desentenderse por completo.
De hecho, son muchas las personas que quieren que sucumbamos a esta tendencia y que aceptemos que ya hemos entrado en la “era de la IA”. Mejor dicho, que el profesorado y el alumnado no tienen más opción que resignarse y sacarle a la IA el mayor jugo posible. Una de las principales razones por las que los debates en torno a la IA se han vuelto tan aburridos y repetitivos es la naturaleza aparentemente ineludible de esta situación. Independientemente de lo optimistas o pesimistas que sean las discusiones relacionadas con la IA, la presunción subyacente siempre es la de que “no hay alternativa”.
Por suerte, cabe esperar que las organizaciones afiliadas a la IE desconfíen cuando se les pide aguantarse, y no callen. Y es que son muchas las voces influyentes que nos piden que nos resignemos pasivamente a los cambios producidos tras la égida de la IA; hablamos de las de Google, Open AI, la OCDE y otras muchas entidades convertidas en grandes beneficiarias de esta tecnología. En lugar de claudicar ante estos intereses privados, la comunidad educativa debe dar un paso al frente y buscar formas de oponerse a las ideas preconcebidas sobre la IA en nuestro sector…