La relación indisoluble que se establece entre escuela y sociedad hace que la transformación de la realidad dependa fundamentalmente de sus conexiones mutuas. Las comunidades de aprendizaje, el enfoque dialógico aplicado a la escuela y la Filosofía para niños son ejemplos claros de prácticas de éxito en determinados contextos, en los que la comunidad, la reflexión colectiva, la comunicación plena y el diseño centrado en la persona consiguen generar una transformación escolar y social que contribuye al desarrollo comunitario.
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