Profesores online al borde del colapso mental

10: 30 horas comienza la clase y aún faltan 13 niños que se conecten. Cámaras apagadas, micrófonos apagados, silencio total. Siempre me pregunto si están o no al otro lado, les comparto un Power Point que hice días atrás y, aunque lo revisé miles de veces, igual me doy cuenta de errores. Trato de hacer que los niños participen, los llamo uno a uno, pero es imposible darles a todos la oportunidad. “Juan, ¿estás ahí?”… Silencio… “Juan, ¿puedes encender tu micrófono?”… Silencio… Y así varias veces… Cuesta darle continuidad a la clase. Hago un esfuerzo inmenso por no ser monótona, en hacer inflexiones con mi voz, en poner humor, en hacer preguntas interesantes… Pasan 40 minutos y “Miss, no entendí nada”. Me inunda la frustración.

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